Porque sus besos son como un vicio: adictivo, porque van en pequeñas dosis, intensas, pero pequeñas. Porque me acelera el pulso y me sube la adrenalina. Porque nada tiene sentido, ni le hace falta explicación. Porque provoca fanatismo, me hace sentir libre pero nunca me libera. Porque la palabra clave es: improvisación. Porque es irremediable, incurable e increíble. Porque proporciona paz y tranquilidad en mi infierno personal. Porque siempre está a la vuelta de la esquina, por y para mi. Porque por cada sonrisa mia siempre tiene el doble que regalarme.
Me gusta porque me produce locura, una dulce locura.
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