20 noviembre 2012

Esas veces.

Esas veces en las que quieres gritar pero el grito se te queda en la garganta formando un nudo y haciéndote daño. Y el grito, en vez de desgarrar el aire, te desgarra a ti.
Esas veces en las que quieres llorar, pero parpadeas muy rápido o miras hacia arriba para que las lágrimas no caigan. Haciendo así que te escuezan los ojos de manera ponzoñosa.
Esas veces en las que solo dos palabras te solucionarian días, semanas o incluso meses de problemas, pero eres incapaz de decirlas por miedo, porque eres idiota o por el motivo que sea.

19 noviembre 2012

A friend can save a life.

Esas personas que nos soportan cuando somos pesados, que nos hacen reír cuando menos lo esperamos y más lo necesitamos, que nos dicen lo que no hacemos bien, nos ayudan a corregirlo y nos hacen ser mejores. Esas personas que aunque no las veas siempre están ahí dando follón, que siempre tienen tiempo para escucharte, que confían en ti y que siguen a tu lado a pesar de tus secretos. Esas personas que han estado ahí para decirnos: "no estás solo" y han demostrado tal cosa. Esas personas que hacen que el día a día se nos haga más llevadero, que siempre llegan a tiempo para sacarnos del pozo más hondo, limpiarnos el polvo de la caída y darnos un empujón para que sigamos adelante. Las personas que nos han visto llorar amargamente y reír eufóricamente, las que saben nuestros secretos más oscuros y soportan la carga con nosotros. Esas personas que se suelen llamar amigos.
 Poca gente sabe que hay noches eternas en las que lloramos, destrozamos lo que tenemos a mano, nos acosan las pesadillas o simplemente nos quedamos tumbados sin poder dormir porque tenemos miedo. Poca gente sabe lo que guardamos dentro de nosotros mismos, de lo que somos capaces de hacer por un ataque de ira, desesperación, amor o cualquier sentimiento que nos pueda llevar a la locura. Cuando ésta llega a nuestro cerebro y no nos deja razonar es cuando deberíamos tener miedo de lo que pueda pasar, pues podemos perder la razón y actuar de manera irremediable y hacer algo cobarde e insensato. Y sólo esas personas pueden luchar contra la locura y ayudarnos a salir del agujero negro, pues el que se enfrente a ésta encontrándose solo y abandonado, puede darse por perdido.
 Aunque a veces la persona que nos va a ayudar cuando más lo necesitamos sea, tal vez, la que menos esperábamos. Quizá sea alguien que te pregunta inocentemente cómo estás y acaba escuchándote y dándote ánimos mejor que nadie. Quizá podría ser alguien a quien acabas de conocer o que conoces de hace tiempo pero nunca has tenido la confianza suficiente de hablar a nivel personal que él. No tiene por qué ser tu amigo de toda la vida o alguien que te ve todos los días. Alguien que ha sido capaz de romper las barreras que te has pueso a tí mismo, ha visto lo que hay dentro y se ha parado a arreglarlo.

 Todo el mundo necesita un amigo, aunque sea sólo uno, que lo salve de la locura; que le salve la vida.

14 noviembre 2012

Historias del Norte.

Había una vez una princesa, era pequeña, estaba sola y no era gran cosa. Vivía en un castillo de hielo en el Norte; un castillo de piedra fría lo bastante grande para ella y todos su pensamientos y sentimientos, y la única compañía que tenía eran sus flores: lirios de color malva que nunca marchitaban y le daban esperanza, fuerza y alegría. La princesa salía muy poco del castillo, le daba miedo hacerlo, aunque cuando salía conocía a la gente de los alrededores. Normalmente eran buenos y ella se permitía quedarse fuera y abandonar un poco el castillo, pero a veces aparecían gigantes horribles que le obligaban a encerrarse de nuevo; otras veces era el miedo el que la hacía correr hasta su remanso de paz.
Un día apareció un muchacho. Era un muchacho normal y corriente, pasaba desapercibido. Pero había algo en él, su mirada, la forma de sonreír, que llamó la atención de la princesa. Poco a poco se acercaron el uno al otro, era una historia que se repetía: conocer a alguien con miedo a que le hiciera daño pero aguantar y disfrutar mientras no fuera así. Aunque no fuera nada excepcional en apariencia, ella se sentía muy agusto con él, era su compañero, siempre parecía tener una sonrisa para ella. Pero un día llegó una tormenta, los rayos iluminaban el cielo así como la cara del muchacho, y la princesa pudo ver que algo iba mal. Él le habló, le habló de una manera en la que no la había hecho antes y le dijo que debía irse, otros asuntos le esperaban. Ella lloró toda la noche y volvió a encerrarse en su habitación. Pasó el tiempo y perdió la esperanza de que el muchacho volviera, así que optó por ser indiferente con respecto a él.

Llegó un día, en la fiesta del poblado, ella estaba pasandolo en grande, y le vio. Como otras veces, ninguno se dirigió palabra, el orgullo era más grande que ella misma y él... sólo él sabía lo que pensaba, pero él se dirigió a ella y le volvió a hablar. Pasaron los días y muy poco a poco volvieron a hablar, a  compartir cosas, a verse. Cada vez más. Ella se sentía insegura, traicionada y no quería que él volviera a desaparecer. Pese a eso, él volvió con fuerza y llegó hasta el castillo de la princesa, donde compartirían secretos, historias... Ella se quedaba en blanco al escucharle; cuando escuchaba sus historias no había nada más, y muchos días se hacían eternos mientras esperaba la noche y poder escucharle. Ella acabó por reconocer quien era aquel muchacho: era un rey, un rey del Norte, pero no uno cualquiera, era su rey del Norte.
Ella se esforzaba siempre por verle sonreír, por hacerle feliz siempre que podía, pero nunca parecía ser suficiente y eso siempre le dolía, pero nunca dejó de intentarlo. Siempre le dedicaba sus mejores sonrisas, intentaba ser feliz en su presencia, pues sabía que si ella estaba triste, él se entristecía y que él fuera feliz era lo que más le preocupaba. Le dejó ver o entrever algunos de los secretos que escondía, hablaba con él sin miedo a que no le escuchara, y sabía que al final de la noche él le daría un abrazo arctico, un beso en la frente y ella podría dormir en paz.
Pero todo eso no duraría mucho, pues ella no era capaz de darle todo lo que él ansiaba. Y llegó el momento que ella pensaba que nunca llegaría. Ella se despertó y vio nubes de tormenta, de nuevo, sus flores se veían marchitas y supo lo que venía a continuación. Él estaba sentado en una roca junto al lago donde solían ir a pasear, estaba alicaído, se le notaba desde lejos. Ni siquiera la miró a los ojos cuando le dijo que se iba. Ella intentó suplicarle, pero se sentía abandonada, decepcionada, triste y frustrada, pues sabía que lo mejor para ambos era que él se marchara y encontrara lo que buscaba, pues solo así podrían volver a pasear juntos. Él se fue y ella se quedó sola en un castillo que se le quedaba enorme a una princesa tan pequeña como ella.
Intentando ser fuerte, la princesa se mostraba indiferente, pero por las noches las pesadillas la atacaban y el miedo la abrazaba entre sus fríos brazos. Y no era un frío normal, no, era un frío de los que te hielan hasta el alma y no te dejan respirar. Sin embargo, a pesar de todo eso, sus lirios malva cada día brillaban con más intensidad y la guardaban mejor de aquel horrible frío, como promesa de que su rey volvería.

29 septiembre 2012

Looking for an angel.

Alguien que sin que se lo pidas te de un abrazo porque sabe que hay algo tras tu sonrisa que te atormenta por dentro. Que te de un golpecito en la nariz cuando estás despistada y te saque de tu mundo para llevarte a un sueño, porque crees que al dormir sueñas que todo es maravilloso, pero despiertas y ves que el verdadero sueño está a su lado.
Todos buscamos ese ángel capaz de pasear por nuestro infierno personal sin que ardan sus alas y nos saque de ahí, esa persona que hace que sonriamos sin quererlo. Alguien del que aprender todo un mundo de cosas nuevas, a quien mirar durante horas y aprender sus gestos, su forma de mirar y su manera de andar. Alguien al que poder dar todos los días un pedacito de nosotros. Y, por supuesto, que haga lo mismo por nosotros: que nos adivine el paso que vamos a dar y nos sorprenda, que nos haga suspirar.

06 septiembre 2012

Vacío.

Llegados a estas alturas, ya me da igual todo. Ahora hay pocas cosas que me llenen de verdad, es más, cada vez esta sensación de vacío me consume más y más, y es realmente pesaroso e irritante. Salir, hacer las cosas, pero sin sentirlo de verdad, un abrazo o un simple 'hey, qué tal?' ya a penas significan nada. Bueno, me corrijo: son muy pocas las persona que consiguen que un abrazo sea especial. Y realmente ahora mismo me siento... vacía. Un dibujo, un texto, una lectura, hoy, ahora mismo no me llenan.
No entiendo por qué me he cerrado tanto este tiempo. Bueno sí, sí lo entiendo: modo protección ON. Argh. El mundo parece tan ausente, tan alejado, que me siento chiquitita y sola, y tengo miedo. Y ahora que me he alejado tanto, entre esta oscuridad no veo el camino de vuelta, me he perdido.
¿Dónde están los conejitos, el bebé, la estrella y la felicidad?  La estrella sigue brillando allí a lo lejos, pero la veo tan pequeñita desde esta desmesurada distancia. El bebé se quedó al final del camino, en el principio de la oscuridad, y ahora aparece a veces y me ilumina un poquito con su sonrisa, pero ahora no de la misma manera. Los conejitos... los conejitos han desaparecido, ya no están por ninguna parte. 
 Y aquí estoy yo, llorando como no he llorado en todo este tiempo, llorando la pérdida, la distancia, la soledad, el aislamiento. Llorando porque echo de menos todo aquello que teníamos y que se ha ido al traste. Llorando porque la historia de siempre se repite y es realmente agotador.
Llorando porque los demás se han llevado la felicidad con ellos.

03 julio 2012

Muere.

Atado como estaba en esa silla, casi parecía un coderillo a punto de ser degollado. Aunque, bien pensado, no se diferenciaba tanto de esa comparación. Sus ojos reflejaban la sorpresa de verme ante él. Obviamente no esperaba verme allí; después de tanto tiempo, pensé que se abría olvidado incluso de mi rostro. Pero no. Los acontecimientos pasados aún perduran en mi memoria como si hubieran ocurrido hace poco tiempo; en cambio, han pasado años.
- ¿Qué hago aquí? ¿Qué quieres?
Debió ver un atisbo de mis intenciones reflejado en mis ojos, sin duda refulgentes de ira y rencor, pues se le veía inquieto y nervioso. Yo sonreía. Era una sonrisa tranquila y serena. Una sonrisa de psicópata, sin duda.
- Ja ja ja. ¿Recuerdas aquellos regalos que me hiciste? Me dijiste que habría de pagarte cada euro. Vengo a saldar mi deuda.
Pude leer en su rostro que no recordaba de qué hablaba. Tenía la cara gorda, con ojos escondidos tras unas gafas anticuadas. Creo que no se las había cambiado en todos estos años. El pelo negro, negro azabache, a juego con ese espeso y asqueroso bigote que siempre me había asqueado. Gordo asqueroso.
Pobre ingenuo... Había llegado la hora. Ahora me tocaba a mi hacerle tragar todo lo que había hecho.
Andé hacia él. El traje de cuero negro era realmente incómodo, pero toda aquella pantomima lo merecía. Notaba la daga al andar, en la liga que llevaba en el muslo derecho. Me incliné hacia él a escaso centímetro de su cara y puse mis manos en sus rodillas.
- Vamos... ¿No querías que te diera besos?
Saqué la daga y me puse en los labios. Vi como abría los ojos de manera increíble. Y me reí. Le puse la punta cuvada de la daga en el labio inferior y presioné. Lo justo para atravesar la fina piel y producirle una pequeña herida. Giró bruscamente la cabeza, poduciendose a sí miso un arañazo notable de la boca hasta el final de la mandíbula. Eso me enfureció. Le di un sonoro bofetón en la misma mejilla en la que una fina línea de sangre había aparecido, y ésta brotó hasta fomar una pequeña gotita que amenazaba con deslizarse hasta su gordo cuello.
- ¡Estúpido! Oh, vamos... Sólo quiero recuerar el tiempo perdido. ¿Recuerdas cuando tenía que aguantar con tu boca pegada a la mía sin poder moverme? 
Le escupí y le volví a abofetear. Me daba tantísimo asco... Propiné una patada a una pata de la silla y la tumbé. La imagen de aquel gordo retorciéndose en el suelo me resultó extraordinariamente cómica y satisfactoria.
- Zorra. Suéltame.
Aquello hizo que la ira brotara desde lo más hondo de mí y comenzara a pegarle patadas a aquella asquerosa bola de sebo. Oía gemidos podecente de la mole que había a mis pies y atisbé sangre en la alfombra marrón. Me reía. Me reía como una histérica y una psicópata. Tal vez lo sea.
Cogí mi bolso de la cama, saqué un paquete de tabaco y me encendí un cigarro. Junto al ambiente de la pequeña habitación, cada calada era una palabra, una frase, en una conversación privada con la muerte. Vieja amiga siempre acechante, hoy yo era su enviada.
Terminé el cigarro y lo apagué en el brazo izquierdo de aquel pobre gordo. Me estaba cansando y aburriendo. Quería acabar con aquello cuanto antes. Lo desaté y dejé que se arrastrara gritando incoherencias hacia la puerta. Cerrada por una llave que yo llevaba colgada al cuello
- No vas a salir de aquí. Ven, vamos. No te haré daño... No mucho.
Se levantó a la vez que yo andaba en su dirección, sin duda quería hacerme frente. Me volví a reír, lo miré con mi sonrisa serena y le lanzé la daga.
- Blanco en el estómago. 100 puntos. ¡Voy ganando! JAJAJAJAJA
La imagen de aquel cerdo cayendo de rodillas mirándome sorprendido me dio pena. Pobrecillo... No ha sufrido lo suficiente, y su desgastado corazón ya tenía que haber explotado. Se sostenía la daga en las manos mientras la sangre brotaba y machaba aquello que se ponía en su paso. Saqué un puñal, me senté a su lado y se lo clavé. Seis centímetros, quizá ocho; directo al corazón.

23 mayo 2012

Gracias por lo que un día me diste.

Te escribo, aunque sé a ciencia cierta que para cuando te des cuenta ya no estaré ahí. Sin embargo, eso dará igual, porque hace meses que ya ninguno estamos ahí; hace meses que todo termino. Recuerdo esa promesa, que no dejaríamos que aquello pudiera con nosotros, porque eramos amigos, buenos amigos. En cambio todo salió al revés. A día de hoy ya ni nos saludamos.
Pese a todo quiero decirte unas cosas. Quiero darte las gracias, porque realmente fui la persona más feliz del mundo durante ese corto período de tiempo, por todos lo que pasó, lo que soñabamos, las risas y los llantos finales. Quiero decirte que no te guardo rencor.
Ahora mismo puedo leer las cosas que nos decíamos y sonreír porque son buenos recuerdos que no causan ningún sentimiento en mi. Son recuerdos que van a perdurar en mi memoria de manera agradable, hasta que, simplemente los deseche, y aún así, creo que no podría olvidarlo del todo.
Desde el fondo de mi corazón, de verdad espero que seas feliz y que todo te salga bien, que todos eso que un día soñaste se haga realidad. Sé que llegarás a ser un gran hombre, un gran médico.
Y ya no quiero demorarme más, pues 'pasado pisado' .

Buena suerte, aunque sé que dices que es para los perdedores, todos la necesitamos alguna vez.

Nice to meet you.

17 mayo 2012

Me gusta.

Porque sus besos son como un vicio: adictivo, porque van en pequeñas dosis, intensas, pero pequeñas. Porque me acelera el pulso y me sube la adrenalina. Porque nada tiene sentido, ni le hace falta explicación. Porque provoca fanatismo, me hace sentir libre pero nunca me libera. Porque la palabra clave es: improvisación. Porque es irremediable, incurable e increíble. Porque proporciona paz y tranquilidad en mi infierno personal. Porque siempre está a la vuelta de la esquina, por y para mi. Porque por cada sonrisa mia siempre tiene el doble que regalarme.
Me gusta porque me produce locura, una dulce locura.

07 mayo 2012

Grítame todo lo que no quiero oír.

Todos mis defectos, las cosas que no soportas de mí. Enfádate conmigo, dime que soy una niñata mimada y quejica, que a ver si un día maduro. Échame en cara las veces que he hecho que te sientas mal. Dime todo lo que la gente nunca se atreve a decir a los demás. Dime lo que realmente piensas sobre mi.
Pero después de eso, hazme un favor, solo uno. Di que me quieres pese a todas las verdades que me has gritado. Solamente di "te quiero".

03 mayo 2012

El corazón es infinito .

En el fondo hay cosas que nunca llegarás a decir por miedo. En realidad todos somos un poco cobardes cuando se trata de decir algo que nos importa demasiado. Porque las cosas que importan de verdad son las que se dicen con una mirada, un gesto, una sonrisa. Incluso hay veces que sin tener lo que quieres, te da miedo perderlo. Pero todo ocurre cuando menos te lo esperas, como por arte de magia, sea a bien o a mal, y te das cuenta de que nada depende de ti, que también depende de otros.
Que las cosas no tienen valor por sí solas, serán importantes en la medida que tú les des importancia.

Volar, asusta .

Mejor, déjate las tonterías. ¡Salta al vacío del mundo! Arriésgate a ser feliz. Que nada te detenga, que las piedras te teman y se aparten de tu camino. No dejes de avanzar, solo descansa de vez en cuando y continúa la carrera hacia lo mejor. Pelea por lo que quieres. Lucha por lo que deseas. Consigue lo que amas. Si alguien pretende detenerte, enséñale que nada te hará rendirte. Ríe, llora, sufre, sé feliz, disfruta, equivócate, corrige tus errores, no controles, controla tus acciones, sáltate las reglas, derriba muros, asalta corazones, derrama lágrimas, reparte sonrisas, acaricia, besa, abraza, corre, huye, enfréntate a tus miedos, inventa, imagina, sueña, realiza.
Y que no se te olvide hacerlo todo de corazón, porque ahí es donde están tus miedos y la fuerza para superarlos.

Es lo que me apetece hacer.

Voy a morderte los labios a cada milésima de segundo. Voy a calvar mi mirada en la tuya hasta adivinar tus pensamientos. Te demostraré lo mucho que te quiero y lo que me importas. Mandaré a mis labios de excursión por tus orejas susurrando palabras sin sonido. Pararé el reloj, no importa la hora que sea; si es de día o de noche, eso da igual. Lo único que importa somos tú y yo. Te propongo algo: sube conmigo a esa montaña rusa cuyo ritmo va marcado por los latidos de mi pecho, ascendiendo y descendiendo, acompasándose al tuyo; donde lo único que podemos hacer es dejarnos llevar; donde voy a quererte hasta la última letra de tu nombre. 

18 abril 2012

Ich bin ewig ~

Písame. Aborréceme. Intenta destruirme. Recuerda, que lo que me hagas se volverá contra ti y llegará e día en que yo te mire desde arriba, con todo el rencor que ahora haces aumentar y te diré ¿Ahora qué? Entonces te darás cuenta de el dolor que causas día tras día con cada subida de tono, cada palabra mal intencionada, cada mal sentimiento. A cada cerdo le llega su San Martin.
Intenta detener el viento cuando sopla fuerte y este se volverá contra ti llevandote contra corriente.
Ven, vamos, te espero, cada día; espero que me digas algo y poder responderte todas las verdades que necesitas que te escupan en la cara. 
Recuerda: ich bin ewig. Soy eterno.

05 abril 2012

Por pedir...

Por pedir, pido veinticuatro horas en las que nos de tiempo a hacer de todo menos a perder el tiempo. E intentar convencerte de que pases conmigo cada día de uestra vida.
Por pedir, pido que en un momento, de improvisto, se te escape un beso; un beso que yo estaré esperando. Anunque, por pedir, pido no uno, si no miles; infinitos besos, esos que sabes que me encantan, como sólo tú sabes darmelos y hacer que me olvide de resirar.
Por pedir, pido una tarde de lluvia, los dos juntos en una casa, sin nadie más; sin necesitar más que uno al otro. Viendo una película, tu favorita, si quieres. En el sofá sin cojines, para que solo puedas abrazarte a mi, y bajo una manta que haga de telón tras el que actúen tus dedos recorriendo en contorno de mi cuerpo, y mis cosquillas escondiendose de ellos.
Por pedir, pido un paseo, sin rumbo por la cuidad, que te pares en seco y me beses, evadiendonos así del resto del mundo.
Por pedir, pediría siete mil cosas más, hasta quedarme sin papel y aún así, lo reciclaría para poder seguir pidiendote.
Por pedir, te pido a ti ♥

03 abril 2012

I promise.

No puedo hacer milagros; no podré conseguirte la luna o una estrella para ti solo. No podré ser perfecta, ni por asomo, ni me pidas que lo sea. Puedo ser una niña chiquitita, los nervios me traicionarán, pero también puedo crecer en cuestión de mordiscos. No prometo nada que no esté en mi mano. Pero sí puedo esperar días, silencios y horas que se hacen eternos si después estás a la vuelta de la esquina. Puedo repetir que eres precioso más de veinte veces en una tarde, hasta resultar plasta si así consigo que te lo acabes creyendo (Amor, esa es mi forma de decir que te quiero, a mi manera). Puedo tener momentos de lucidez y hacerte reir. Puedo quedarme mirándote hasta que te des cuenta de que lo hago, que aunque te ponga nervioso, me encanta. Puedo hacerte caricias y que te quedes en blanco apoyado en mi. Puedo ser yo misma con una facilidad increíble si estás a mi lado, sintiéndome... Feliz.

26 marzo 2012

Imaginatelo.

Estaríamos en algún lugar apartado del ruido, solos tu y yo, el uno para el otro. Tendríamos una habitación solo para nosotros, y una cama donde dejarnos caer. Entonces te atraería hacia mi, te rodearía el cuello con mis brazos, enredaría mi mano en tu pelo y te besaría. Primero despacio, dulce y amorosamente; después, de manera más intensa. Tú me cogerías de la cintura y juntarías mi cuerpo con el tuyo; cogerías mi carita entre tus manos y me darías un besito muy dulce, para después besarme con pasión. Y toparíamos con la cama, en la que tú me dejarías caer suavemente, te echarías sobre mi y volverías a besarme a la vez que tus manos recorren el contorno de mi cuerpo; yo, acariciaría tu espalda, tu cuello, tu pelo... Entonces rodaríamos, yo quedaría sobre ti y continuaría besándote en la boca, hasta separarme, respirar un segundo y dirigir mi boca a tu cuello, donde jugaría a despertar cada una de tus terminaciones nerviosas, mientras tú introducirías tus manos bajo la camiseta y me acariciarías la espalda. Nos sentaríamos, te quitaría la camiseta y mis manos recorrerían tu torso, memorizándolo, mientras tú desabrochas mi camisa, me la quitas y me atraes hacia ti. Así quedaría sentada sobre ti abrazándote con mis piernas y comenzarías a besarme suavemente el cuello, tranzando un pequeña línea con la lengua que me haría  estremecer. Y me morderías, haciendo que mi respiración se agitase mientras recorres mi cuello, muerdes mi clavícula y trazas un camino de besos hasta mi pecho. Después buscaría tu boca y la juntaría con la mía, dejando atrás la delicadeza, te besaría con ímpetu. Entonces nos tumbaríamos, esta vez yo quedaría sobre ti: te cogería las manos y las colocaría a ambos lados de tu cabeza, sin soltarlas, y comenzaría a besarte suavemente en la boca, el cuello, y seguiría por esa calle que me llevaría derecha a tu cintura... Sin contar el tiempo que hubiera estado jugando sobre ti, cogerías mi cara y la llevarías junto a la tuya, me besarías y cambiaríamos los sitios; tú quedarías arriba: comenzarías tal como lo hice yo, besándome y dándome pequeños mordiscos hasta llegar a mi pecho, donde harías diversos dibujos con la lengua, alterando mi respiración. Entonces trazarías otro camino de besos hasta mis caderas y volverías a morder, a besar. Me buscarías con la mirada, y sin necesidad de palabras me preguntarías si podrías seguir. Yo me limitaría a asentir y me dejaría hacer...

22 marzo 2012

Comienza.

Y justo cuando más perdida se encuentra, ve que alguien se acerca.
+ Oye... ¿Qué haces aquí sola? No deberías estar aquí, este sitio no está bien.
- ¿Hay algún sitio que lo esté?... Me he perdido...
No sabe quién es, ni qué hace allí. ¿Por qué no la deja sola? Le gustaría quedarse sola, como estaba antes, no era fantástico ni bonito, pero le resultaba agradable.
- ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
+ No-No lo sé... Yo... Estaba andando y... Te vi aquí sola... Pensé que podrías necesitar ayuda o...
- Estoy bien. Pero gracias...
Sabe perfectamente que no lo está. ¿Cuántas veces ha intentado levantarse? Desde que se cayó le ha resultado muy dificil avanzar, ha perdido la orientación y se ha perdido a sí misma.
+ ¿Seguro que no quieres ayuda? Que estés ahí, tirada en el suelo, en un sitio tan oscuro...
- Completamente segura, ahora, puedes seguir con tu paseo... Lejos de aquí.
Pero no, esa niña necesita su ayuda, y él no se va a ir. ¿Por qué? Ni él mismo lo sabe; no sabe quién es, ni cómo ha llegado allí. Pero le transmite algo que no sabe explicar. ¿Cómo es posible?
+ No seas testaruda.
- No seas capullo.
El chico sonríe. Sin duda, es muy testaruda, pero le hace gracia. Tiene algo que le atrae. Le tiende la mano y sonríe, con un poco de suerte no se la rechaza.
+ Vamos, dame la mano.
Ella duda, pero ese chico emana algo que la hace sentir bien, incluso sin llegar a tocarla. ¿Cómo? No lo sabe; no quiere saberlo. Sin saber por qué ni a dónde le llevará eso, acepta la mano de aquel desconocido.
- Gracias.
Entonces, se comienza a sentir mucho mejor, por unos instantes en los que ambas manos estuvieron juntas se olvidó de cómo había llegado allí; se olvidó del vacío que había estado sintiendo hacía días, semanas, meses...
Entonces piensa, que tal vez no esté del todo perdida.

De nuevo.

Es una agradable sensación. Sí, ya lo creo.
Es un cosquilleo a cada caricia, a cada beso. Es esa sonrisa tonta que acaba por producirme calambres en las mejillas. Es un suspiro con cada recordar momentos. Es ilusión. Es no querer que me sueltes tras un abrazo.

Recuerdos.

Entonces ella abre los ojos y le ve a él, observandola dormir, acariciandole el pelo, con una leve sonrisa en la cara, y le mira a los ojos. Siempre le han gustado sus ojos.
+ Buenos días, Princesa. Te he despertado?
- No... tranquilo. Cuánto llevas despierto?
+ No lo sé. Aún no ha amanecido, es tarde, sigue durmiendo, anda.
- No, no quiero que estás despierto tú solo... Quiero que veamos el amanecer juntos.
+ *La mira y se rie.*
- ¿Qué pasa?
+ Nada, nada...
- Jo! Dime, Por qué te ries?
+ Solo... Solo me estaba acordando de cuando te miraba durmiendo
- Jou... Te ries de m...
+ Estabas preciosa. *La interrumpe* Más que de costumbre.
- Bah... Cállate. *Aunque siempre le niega que lo sea, y le dice que no diga mentiras, le encanta oirle decir Preciosa y Princesa, solo para ella.*
+ Eh. Mírame. *Se pondrá serio, sabe que es la única forma en que ella pueda hacerle caso.*
- Qué? No lo soy. Te lo he dicho mil veces. Seré bonita, pero nada de pr...
+ Preciosa! *La vuelve a interrumpir*
- Arf... * Pone los ojos en blanco*
+ *La obliga a mirarle a los ojos. No quiere seguir insistiendo, pues es la eterna pelea, solo quiere mirarla a los ojos y perderse en ellos.*
- *Le mira a los ojos. Le parecen tan... especiales. Se pierde en ellos con una facilidad increíble, y tampoco lucha por salir de su ensimismamiento.*
+ *Se acerca poco a poco, y la besa, suavemente. Saboreando el contacto de sus labios. Le coge la carita con las dos manos, como si fuera tan fragil que al más minimo movimiento se pudiera romper. Es su pequeña, se merece que la trate como si fuera una princesa, para él, de hecho, lo es.*
- * Ella le devuelve el beso. Le encanta besarle. Y cada beso lo siente como si fuera el primero, con el mismo cosquilleo, la misma felicidad. Pone su mano en la cabeza de él y lo atrae hacia sí. No quieres separase de él nunca más. Pero sabe que se acerca la hora., la maldita hora en la que se tengan que decir adiós.*
+ *Se separan. Y se queda mirandola un segundo más. Quiere memorizar su rostro para cuando ya no la tenga entre susbrazos* Te quiero, Princesa, te quiero muchísimo.
- *Sonrie* Yo también te quiero. *Le abraza. Entre sus brazos se siente segura, fuerte, pero también como una pequeñaja que se podría perder si él soltara su mano*

07 febrero 2012

No puedo decir que no te quiera.

<Se despierta. Lleva puesto un vestido verde con volantes, muy primaveral. Se encuentra en la cama de una habitación que no reconoce. No sabe dónde está. Sale de la habitación y se encuentra en una casita de madera, como la que siempre le ha gustado para pasar en vacaciones. Al final de un camino de tierra, en medio de un prado. Sale de la casa y ve el paisaje que se extiende ante ella: todo es de color verde moteado con flores de colores. Precioso. En ese momento, le ve: está paseando, y como si la hubiera oido, se da la vuelta, la mira y sonrie.
- Princesa, te estaba esperando. ¿Qué tal has dormido?
Ella no sabe qué hacer. Todo es un sueño ¿verdad? Él se fue hace tiempo para no volver...
- Ven, acércate, la playa se ve preciosa desde esta roca. Podemos bajar a dar un paseo.
No se lo puede creer, pero no puede evitar andar hacia él. Quiere abrazarle, besarle, respirar su olor; recorrer cada parte de su cuerpo y memorizarlo. Ilusionada, sale corriendo en su dirección. Pero es imposible: un fuerte viento se levanta y todo se vuelve oscuro, los colores se apagan y el cielo se nubla. No puede avanzar, y siente que se le escapa la fuerza cada vez que levanta una pierna. Él desaparece, y con él, todo lo bonito del momento. Se queda sola.>

Se despierta.
¿Qué hora es? Tarde, mucho. No se oye ruido en la casa, ni fuera de ella. No se oyen coches por la carretera. Se queda mirando la oscuridad, dejando que se apodere de ella. Cuando creía que todo estaba superado, aparece de nuevo el recuerdo de su aroma, de los escalofríos que le producían su contacto, de cada uno de los besos que le regaló; el recuerdo de cada vez que le miraba y no podía evitar pensar lo afortunada que era, entonces él la besaba, de una manera que hacía que todos sus sentidos quedaran anulados y se dejaba llevar. Recuerdos que cada día la siguen allá donde vaya aunque los deseche de su mente.

04 enero 2012

No tittle.

Me gustaría decirte tantas cosas...
*Empieza*
Podría resumirlo en que estoy total y perdidamente enamorada de ti, lo he estado y no quiero dejar de estarlo. Nunca. Esto, a la larga, me hará daño, es posible. Es seguro. Pero no importa, ahora ya no importa nada. Ahora, te veo, a través de la pantalla, veo como consigues hacer como si nada pasara, veo como sigues con tu vida, olvidándome, si a caso no lo hiciste ya. Veo como tú vas hacia delante y yo me quedo en aquella para de autobús, cuando me diste un beso en la frente y me dijiste adiós, dejándome allí, sola. Aún miraba por la calle esperando verte, pero no fue así. Lloré, hasta que me dolía la garganta de aguantarme los gritos que deseaba soltar y empecé a andar; según andaba, reía o me enfadaba. Y aún ahora, después de una semana, me duele la garganta por no dejar este grito salir. 
Todos dicen: "anímate, anda", "verás como encuentras alguien mejor", "no mereces esto, él no te merece" Cuando alguien, a mi alrededor, está en alguna situación así, soy capaz de animarle, sacarle una sonrisa, y que se desahogue conmigo. ¿Por qué no soy capaz de ayudarme a mi misma? Supongo, que no quiero hacerlo, no quiero olvidarle, ni animarme, ni encontrar alguien mejor, que seguro no existe. Sigo teniendo, mi llamita de esperanza; sigo pensando que mientes, que lo haces por lo que crees mi bien, y que un día te veré bajo la ventana, por la cual miro cada noche antes de acostarme, llamándome para abrazarme, besarme, llamarme "princesa", entonces te diré que se me ha ocurrido un nombre para mi hija, y me corregiré sin darme cuenta diciendo nuestra hija.
Quizá me engaño a mi misma, y de veras ya no me quieres, pero te conozco y sé que no es así. O quiero saberlo. Sé que si quieres a una chica, te desvives por ella y no la dejarías por nada en el mundo, una vez dijiste que si realmente amabas a esa chica, te atarías a ella sin pensarlo, y creo que yo me gané ese puesto, lo veía en tus ojos cada tarde de domingo, tumbados en la cama, mientras me decías que ya me había cogido el sitio bueno otra vez. Y cuando te decía te quiero y tú suspirabas y me abrazabas más fuerte. Yo sé que no te has podido olvidar de mi tan rápido, ¿a caso no fue especial todo lo que pasamos? ¿a caso no significó nada para ti? Yo sé que no es así... Yo sé que no es así.


¿Sabes? Cada noche, antes de dormir miro tus sms, leo la carta que me dejaste o la canción que me escribiste.