22 marzo 2012

Comienza.

Y justo cuando más perdida se encuentra, ve que alguien se acerca.
+ Oye... ¿Qué haces aquí sola? No deberías estar aquí, este sitio no está bien.
- ¿Hay algún sitio que lo esté?... Me he perdido...
No sabe quién es, ni qué hace allí. ¿Por qué no la deja sola? Le gustaría quedarse sola, como estaba antes, no era fantástico ni bonito, pero le resultaba agradable.
- ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
+ No-No lo sé... Yo... Estaba andando y... Te vi aquí sola... Pensé que podrías necesitar ayuda o...
- Estoy bien. Pero gracias...
Sabe perfectamente que no lo está. ¿Cuántas veces ha intentado levantarse? Desde que se cayó le ha resultado muy dificil avanzar, ha perdido la orientación y se ha perdido a sí misma.
+ ¿Seguro que no quieres ayuda? Que estés ahí, tirada en el suelo, en un sitio tan oscuro...
- Completamente segura, ahora, puedes seguir con tu paseo... Lejos de aquí.
Pero no, esa niña necesita su ayuda, y él no se va a ir. ¿Por qué? Ni él mismo lo sabe; no sabe quién es, ni cómo ha llegado allí. Pero le transmite algo que no sabe explicar. ¿Cómo es posible?
+ No seas testaruda.
- No seas capullo.
El chico sonríe. Sin duda, es muy testaruda, pero le hace gracia. Tiene algo que le atrae. Le tiende la mano y sonríe, con un poco de suerte no se la rechaza.
+ Vamos, dame la mano.
Ella duda, pero ese chico emana algo que la hace sentir bien, incluso sin llegar a tocarla. ¿Cómo? No lo sabe; no quiere saberlo. Sin saber por qué ni a dónde le llevará eso, acepta la mano de aquel desconocido.
- Gracias.
Entonces, se comienza a sentir mucho mejor, por unos instantes en los que ambas manos estuvieron juntas se olvidó de cómo había llegado allí; se olvidó del vacío que había estado sintiendo hacía días, semanas, meses...
Entonces piensa, que tal vez no esté del todo perdida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario