26 marzo 2012
Imaginatelo.
Estaríamos en algún lugar apartado del ruido, solos tu y yo, el uno para el otro. Tendríamos una habitación solo para nosotros, y una cama donde dejarnos caer. Entonces te atraería hacia mi, te rodearía el cuello con mis brazos, enredaría mi mano en tu pelo y te besaría. Primero despacio, dulce y amorosamente; después, de manera más intensa. Tú me cogerías de la cintura y juntarías mi cuerpo con el tuyo; cogerías mi carita entre tus manos y me darías un besito muy dulce, para después besarme con pasión. Y toparíamos con la cama, en la que tú me dejarías caer suavemente, te echarías sobre mi y volverías a besarme a la vez que tus manos recorren el contorno de mi cuerpo; yo, acariciaría tu espalda, tu cuello, tu pelo... Entonces rodaríamos, yo quedaría sobre ti y continuaría besándote en la boca, hasta separarme, respirar un segundo y dirigir mi boca a tu cuello, donde jugaría a despertar cada una de tus terminaciones nerviosas, mientras tú introducirías tus manos bajo la camiseta y me acariciarías la espalda. Nos sentaríamos, te quitaría la camiseta y mis manos recorrerían tu torso, memorizándolo, mientras tú desabrochas mi camisa, me la quitas y me atraes hacia ti. Así quedaría sentada sobre ti abrazándote con mis piernas y comenzarías a besarme suavemente el cuello, tranzando un pequeña línea con la lengua que me haría estremecer. Y me morderías, haciendo que mi respiración se agitase mientras recorres mi cuello, muerdes mi clavícula y trazas un camino de besos hasta mi pecho. Después buscaría tu boca y la juntaría con la mía, dejando atrás la delicadeza, te besaría con ímpetu. Entonces nos tumbaríamos, esta vez yo quedaría sobre ti: te cogería las manos y las colocaría a ambos lados de tu cabeza, sin soltarlas, y comenzaría a besarte suavemente en la boca, el cuello, y seguiría por esa calle que me llevaría derecha a tu cintura... Sin contar el tiempo que hubiera estado jugando sobre ti, cogerías mi cara y la llevarías junto a la tuya, me besarías y cambiaríamos los sitios; tú quedarías arriba: comenzarías tal como lo hice yo, besándome y dándome pequeños mordiscos hasta llegar a mi pecho, donde harías diversos dibujos con la lengua, alterando mi respiración. Entonces trazarías otro camino de besos hasta mis caderas y volverías a morder, a besar. Me buscarías con la mirada, y sin necesidad de palabras me preguntarías si podrías seguir. Yo me limitaría a asentir y me dejaría hacer...
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