Esas veces en las que quieres gritar pero el grito se te queda en la garganta formando un nudo y haciéndote daño. Y el grito, en vez de desgarrar el aire, te desgarra a ti.
Esas veces en las que quieres llorar, pero parpadeas muy rápido o miras hacia arriba para que las lágrimas no caigan. Haciendo así que te escuezan los ojos de manera ponzoñosa.
Esas veces en las que solo dos palabras te solucionarian días, semanas o incluso meses de problemas, pero eres incapaz de decirlas por miedo, porque eres idiota o por el motivo que sea.
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