06 septiembre 2012

Vacío.

Llegados a estas alturas, ya me da igual todo. Ahora hay pocas cosas que me llenen de verdad, es más, cada vez esta sensación de vacío me consume más y más, y es realmente pesaroso e irritante. Salir, hacer las cosas, pero sin sentirlo de verdad, un abrazo o un simple 'hey, qué tal?' ya a penas significan nada. Bueno, me corrijo: son muy pocas las persona que consiguen que un abrazo sea especial. Y realmente ahora mismo me siento... vacía. Un dibujo, un texto, una lectura, hoy, ahora mismo no me llenan.
No entiendo por qué me he cerrado tanto este tiempo. Bueno sí, sí lo entiendo: modo protección ON. Argh. El mundo parece tan ausente, tan alejado, que me siento chiquitita y sola, y tengo miedo. Y ahora que me he alejado tanto, entre esta oscuridad no veo el camino de vuelta, me he perdido.
¿Dónde están los conejitos, el bebé, la estrella y la felicidad?  La estrella sigue brillando allí a lo lejos, pero la veo tan pequeñita desde esta desmesurada distancia. El bebé se quedó al final del camino, en el principio de la oscuridad, y ahora aparece a veces y me ilumina un poquito con su sonrisa, pero ahora no de la misma manera. Los conejitos... los conejitos han desaparecido, ya no están por ninguna parte. 
 Y aquí estoy yo, llorando como no he llorado en todo este tiempo, llorando la pérdida, la distancia, la soledad, el aislamiento. Llorando porque echo de menos todo aquello que teníamos y que se ha ido al traste. Llorando porque la historia de siempre se repite y es realmente agotador.
Llorando porque los demás se han llevado la felicidad con ellos.

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