05 mayo 2011

Sola.

Estoy rodeada de gente, 30 personas están en la misma habitación que yo, cada una con su respectivo grupo de amigos, o con su respectivo compañero. Yo estoy en una silla, mirando a ningún sitio; oigo un ruido a mi lado y me giro, alguien ha tropezado con mis muletas, no sé quien, pero ni se ha molestado en ponerla en su sitio.
Llega la hora del recreo, tiempo para descansar, veo a todo el grupo junto, riendo, gritando... felices. Me acerco, con intención de hacer caso omiso al mal rollo que tenemos, y de repente todo se enfría y las risas son sustituidas por miradas de desprecio, miradas desviadas y caras giradas. Capto la indirecta y sigo de largo, me voy a algún lugar donde no haya mucha luz, y escucho mi música mientras escribo mis pensamientos en una libreta. Llego a casa, por fin un lugar donde de verdad se alegran por verme, todo son sonrisas y abrazos llenos de amor que se agradecen.
Cuando estás rodeada de gente, y te das cuenta de que no eres bien recibida en ningún sitio, cuando estás rodeada de gente y no te sientes sola, ESTÁS sola, te das cuenta de por qué las personas necesitamos relacionarnos con los demás para poder ser felices. Cuando estás en medio de mucha gente y todos pasan por tu lado y ni siquiera te miran, y pasan de ti como si de un poste se tratara, te das cuenta que todos necesitamos aunque sea una simple sonrisa.
Te sientes tan impotente al estar al lado de alguien y saber que no quiere saber nada de ti, que no le importas y que lo único que puedes esperar de él/ella es una mirada de desprecio... Solo te queda esperar a casa, meterte en tu cuarto, encender la música y dejar que pase el tiempo; después de llegar a casa y que mamá te de un abrazo, encerrarte en tu mundo es el mejor momento del mundo. Simplemente estar en un lugar donde sí te quieren es lo mejor del mundo...

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